En la era de la sobreinformación, aprender no siempre significa comprender. Muchos estudiantes memorizan datos sin entenderlos, lo que genera frustración y olvidos rápidos. Frente a este problema, la técnica Feynman ofrece una solución simple pero revolucionaria: aprender explicando.
Creada por Richard Feynman, Premio Nobel de Física, esta metodología se basa en traducir cualquier concepto complejo a un lenguaje que pueda entender un niño. Su premisa es directa: si no puedes explicarlo con palabras sencillas, no lo has entendido realmente.
¿Cómo funciona?

El método Feynman se divide en cinco pasos clave:
- Elige un tema y anótalo. Escribe el nombre del concepto que quieres aprender.
- Explícalo como si se lo contaras a un niño de 12 años. Usa frases cortas y claras.
- Detecta tus vacíos. Aquello que no puedas explicar bien, estúdialo de nuevo.
- Reescribe con más claridad. Vuelve a explicar lo que aprendiste, afinando el lenguaje.
- Lee en voz alta y usa analogías. Eso refuerza el recuerdo y genera conexiones últiles.
Este enfoque transforma al estudiante en un protagonista activo. En lugar de repetir información, debe organizarla, comprenderla y comunicarla con eficacia. Eso permite fijar el conocimiento y aplicarlo mejor.

Aplicaciones reales
Según un estudio de la Universidad de York, esta técnica es especialmente eficaz para materias que requieren comprensión profunda, como ciencias, filosofía o programación. Aunque no se recomienda para temas de pura memorización, como fechas históricas, sus beneficios son claros.
En la práctica, docentes la utilizan para preparar clases más claras, estudiantes universitarios la emplean para repasar antes de exámenes, y empresas la aplican en capacitaciones técnicas para mejorar la comunicación entre equipos.
Incluso plataformas como Coursera o Khan Academy la promueven para que los usuarios no solo memoricen conceptos, sino que los entiendan con profundidad.

Richard Feynman no solo destacó en la mecánica cuántica, sino también como divulgador. Su pasión por entender antes que memorizar marcó su estilo. Decía que la mejor forma de comprobar si sabías algo era tratar de enseñarlo. Así nació esta técnica.
Hoy, el método Feynman se aplica mucho más allá del ámbito académico. Ayuda a preparar exposiciones, estudiar para entrevistas, escribir con claridad o explicar ideas complejas en el trabajo. Su estructura sencilla permite que cualquier persona, sin importar su nivel educativo, lo aplique.
Si estás aprendiendo algo nuevo, pruebalo. Intenta explicar ese tema en voz alta con palabras simples. Si tropiezas, es momento de profundizar. Así de directo, así de potente.
Fuente principal: Infobae.